EXPERIENCIA DICTADURA MILITAR

Historia: 1973-1985 Montevideo-Uruguay, golpe de estado. La niña tiene entre 3 y 4 años. Siente miedo, terror y estrés ante los ruidos externos, como llantos, gritos y los portazos de las camionetas de los militares. La oscuridad le da pánico; lo único que la hace sentirse protegida es coger la mano de su madre. Hay un gran temor por las personas que son secuestradas y/o desaparecidas. Los patrones de conducta de la familia terminan siendo altamente disfuncionales en el aspecto espiritual, psicológico y emocional. Todos estos miedos y la sensación de abandono provocan que, a los 12 años, surjan en la niña fobias y manías.

Érase una vez, mi padre se mudó con sus primos desde Galicia (España) a Montevideo (Uruguay) para evitar el servicio militar. Mi abuelo materno se había mudado anteriormente desde Roma (Italia) a Montevideo (Uruguay) para evitar un matrimonio forzado. Mi abuela materna nació en Uruguay, al igual que mi madre. Mi abuela materna tenía raíces indígenas y europeas. 

Yo soy la tercera de cinco hijos. Nací durante el golpe de estado en Montevideo (Uruguay) organizado por los militares, la CIA y el gobierno de los Estados Unidos para controlar a los países latinoamericanos donde el movimiento de masas exigía cambios sociales y económicos. America Latina se identificaban con la Unión Soviética durante la Guerra Fría. 

Mis padres venían de familias rotas y sin apoyo familiar ni económico. Durante la dictadura militar, mi madre no trabajaba legalmente, y sus dos hermanos tuvieron que escapar a Argentina porque los perseguían los militares. 

Hasta los cinco años viví en una zona de Montevideo donde muchas personas fueron detenidas y desaparecidas, incluidos los hijos de militantes de izquierda. Era un barrio obrero de clase media baja. Recuerdo despertarme varias noches por los gritos desgarradores y los llantos de personas. También se escuchaban las puertas correderas de las camionetas en las que los militares se llevaban a las personas secuestradas. 

También recuerdo una o dos ocasiones en las que diversos militares del ejército con metralletas hacían guardia de espaldas a las ventanas de mi casa por varios minutos. Mi madre me hacía una señal con el dedo para que no hablase y me daba juguetes y me entretenía para que no dijese nada ni hiciera ningún ruido. 

Mi madre no podía dormirse por la noche porque me sostenía la mano. Si se dormía y me soltaba la mano, yo lloraba. De mayor, esto me generó mucha culpa: me he sentido responsable de estresar aún más a mi madre y no permitirle descansar porque yo me echaba a llorar si ella no me daba la mano. 

Creo que viví con muchos miedos y mucho estrés durante toda mi infancia. Mi padre no tenía familia en Uruguay, y venía con sus traumas sin haberlos trabajado. Y mi madre tenía a sus padres con un matrimonio roto y doloroso, sin la posibilidad de apoyar a sus hijos, tanto a mi madre como a sus dos hermanos refugiados en Argentina. Mis padres no pudieron o no supieron recibir salud mental. Solo pudieron sobrevivir y protegerse durante ese tiempo duro para todos. 

Mi madre era perseguida y me enseñó a mentir acerca de su nombre en el barrio para que si algún militar preguntaba por ella, ningún vecino supiera su nombre real. También comenzó a trabajar en negro como catequista en una iglesia y en un colegio católico del barrio. 

Durante mi catequesis, recuerdo que las misas de los domingos las daba un cura llamado Solon. A veces, se desmayaba durante la misa porque le habían dado palizas al detenerlo, secuestrarlo o encarcelarlo. 

Mi padre no vivía con nosotros porque trabajaba en otro departamento fuera de la ciudad, así que venía muy esporádicamente. Creo que era mejor para él porque había toque de queda, y en Montevideo se lo llevaban detenido cuando salía de trabajar. 

En la escuela primaria las celebraciones eran sin colores y sin música, y no representaban una fiesta, sino más bien una ceremonia formal, gris y sin alegría. 

Cuando comencé a ir al liceo, ser de izquierdas era algo que tenía que ocultarse, pues los profesores te hacían creer que era vergonzoso o incorrecto. Tenía que esconder mis ideales políticos. Recuerdo que iba a encuentros juveniles donde hablábamos de quiénes eran Lenin, Marx o los bolcheviques, y de por qué habíamos estado oprimidos por la CIA y Estados Unidos. Era algo que teníamos que hacer casi en secreto porque estaba mal visto y censurado pensar de forma diferente. O simplemente hablar de la historia de nuestro país, que había vivido un golpe de estado. 

También íbamos a encuentros adolescentes socialistas en medio de la naturaleza para compartir las experiencias de quienes volvían al país del exilio político, quienes nos quedamos en el país durante la dictadura viviendo desapariciones, quienes no encontrábamos algún familiar porque estaba secuestrado o de aquellos cuyos padres tuvieron que estar en la clandestinidad con contratos ilegales de trabajo para que no los encontrasen, como en mi caso. 

Mis padres me enseñaron a no tomar Coca-Cola ni consumir productos procedentes de Estados Unidos para no beneficiar su economía. 

Mi madre me llevaba a ver películas cortas y caseras al comité de base, que son centros socialistas del barrio, sobre lo que había pasado, como por ejemplo “Los ojos de los pájaros”. Esto no se veía o escuchaba en la prensa. Solo lo podíamos compartir nosotros clandestinamente. 

Recuerdo uno de mis primeros trabajos haciendo una promoción, representando una marca yanqui como la Coca-Cola en un cuartel militar. Llegué sola, antes de la hora de comenzar, y mi compañera de trabajo todavía no había llegado. El militar que me recibió intentó ser amable, pero notó mi miedo. Decidí interrumpir la conversación e ir al baño para ponerme el uniforme, y casi tuve un ataque de pánico. Mi compañera vino a buscarme porque cuando ella llegó, acompañada por su padre, el militar le explicó que yo estaba muerta de miedo. 

Después de la conferencia de prensa y nuestro trabajo representando la marca, el militar que me había recibido se despidió de mí con un apretón de manos, preguntándome mi apellido e intimidándome con su lenguaje corporal. Creo que en ese momento perdí unos latidos del corazón y se me fue el aliento por algunos segundos. 

 

Ocho personajes que he admirado que lideran o han liderado los derechos humanos:

  • Rigoberta Menchú
  • Nelson Mandela
  • Martin Luther King
  • Mahatma Gandhi 
  • Dalai Lama
  • Eduardo Galeano
  • Teresa de Calcuta 
  • Jesús de Nazaret 

 

Cuatro discursos que han representan la igualdad y la justicia:

Charlie Chaplin-Discurso final de la película “El gran dictador”

Martin Luther King “Predica”

Gandhi en India (discurso de la lucha en contra del imperio Británico)

Nelson Mandela (discurso en el parlamento europeo)

 

Tres citas que representan la paz en el mundo:

La paz no es solamente la ausencia de la guerra; mientras haya pobreza, racismo, discriminación y exclusión difícilmente podremos alcanzar un mundo de paz.” Rigoberta Menchú

Todo el mundo habla de paz, pero nadie educa para la paz, la gente educa para la competencia y este es el principio de cualquier guerra.Cuando eduquemos para cooperar y ser solidarios unos con otros, ese día estaremos educando para la paz.” María Montessori

Los atentados de Hamás no justifican la barbarie del Estado de Israel en Gaza. Gabriel Boric 

 

Tres canciones que representa la cooperación y la solidaridad:

I only ask to God. (Mercedes Sosa)

Imagine. (John Lennon)

Angelitos. (José Carbajal)

 

Dos entrevistas que han representado la verdad:

Las venas abiertas de America Latina – entrevista a (Eduardo Galeano)

Israel / Palestina y el trauma con (Gabor Maté)

 

Una película que ha representado la desigualdad y las consecuencias de esta: 

El odio que das – Trailer (subtítulos español)

 

Una película que ha representado la manipulación y la opresión:

La noche de 12 años – Trailer (English Sub)

 

Fuentes:

https://www.univision.com/explora/9-personas-que-lucharon-por-los-derechos-humanos-y-continuan-haciendo-historia

https://saposyprincesas.elmundo.es/consejos/educacion-en-casa/personajes-lucharon-por-la-paz/

http://iusconstifil.blogspot.com/2009/04/jesus-de-nazaret-y-los-derechos-en-la.html